Roscos de anís caramelizados
Es una variante de los roscos de anís para los más golosos. Son muy crujientes y el exceso de sésamo le da un sabor muy característico. Espero que os guste.
Para la masa de los roscos:
500 gr de harina de repostería
125 gr de azúcar
200 ml de aceite de oliva virgen extra (el de freír el ajonjolí o sésamo)
150 ml de vino dulce (tipo moscatel)
6 c.g. de ajonjolí o sésamo tostado
1 cucharada de aguardiente o de anís dulce
la ralladura de 1 limón
1 cucharadita de canela en polvo
azúcar glas
200 ml de aceite de oliva virgen extra (el de freír el ajonjolí o sésamo)
150 ml de vino dulce (tipo moscatel)
6 c.g. de ajonjolí o sésamo tostado
1 cucharada de aguardiente o de anís dulce
la ralladura de 1 limón
1 cucharadita de canela en polvo
azúcar glas
Para el almíbar de interior:
200 gr de azúcar
200 ml de agua
ELABORACIÓN:
- Se fríe el aceite con el sésamo o ajonjolí (taparlo para que no salten las semillas)
- Se aparta del fuego nada más empiece a humear y se deja enfriar
- En un bol grande se pone la harina
- Se hace un hueco en el medio y se le agrega el aceite con las semillas fritas
- Se remueve mezclándolo muy bien hasta ligarlo del todo
- Se le añade el vino dulce, tipo Moscatel (yo usé Pedro Ximenez), el anís dulce, el azúcar, la canela y la ralladura de limón.
- Se deja en espera y se hace el almíbar poniendo un cazo al fuego fuerte echando el agua y el azúcar, hasta que quede algo ligero
- Se vuelca sobre la masa y con las manos mezclamos muy bien
- Una vez ligado todo se amasa sobre la mesa, encimera o tabla y se va formando una bola. Ya consistente la masa, que no se pegue a las manos, se alisa con el rodillo (una botella vale) dejándola de 2 cm de grosor
- Se deja reposar la masa envuelta en papel film 1 hora en la nevera
- Se precalienta el horno a 180º arriba y abajo, horno medio
- Con un cortapastas (o vaso mediano) se cortan los roscos, el centro se lo quito con un descorazonador de manzanas
- Se van poniendo en la bandeja de horno (forrada con papel vegetal)
- Solo 15 minutos, dorarse un poco, sino se endurecen y se quedan demasiado crujientes.
- Una vez sacados, en caliente aún, se pasan por el azúcar glass